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Tiempos finales - Signos anunciadores

Tiempos finales - Signos anunciadores (Tercera parte)

Tiempos finales – Signos anunciadores 1° parte

Tercera parte 

Las consideraciones sobre el futuro de nuestra Tierra son forzosamente especulativas; pero no son sólo especulativas, sino ya de partida erróneas, cuando tomamos como base de nuestra extrapolaciones la historia conocida de la humanidad, que tiene una relación respecto a la historia de la Tierra, como un minuto respecto a un año, que por tanto no es ningún período de tiempo de observación que haga honor a conclusiones serias. Con ello se derrumban muchas cosas que forman parte de los componentes básicos de nuestro sentimiento de vida y seguridad: que en este mundo hasta cierto punto avanza de forma continuada, que visto globalmente tenemos un suelo firme bajo los pies, que nos sostiene desde que el mundo existe y que continuará sosteniéndonos, que los astros que hay por encima de nosotros (cuando no la ley moral en nosotros) tienen una medida fija, en resumidas cuentas, que biológica, geológica, meteorológica y astronómicamente impera ya de origen un orden que continuará ilimitadamente. Después de todo lo que hace tiempo sabemos, esta idea resulta sumamente engañosa: la historia de la Tierra y de su biosfera no se compone de un avance apacible desde un peldaño de desarrollo a otro sino de una sucesión de cortes y catástrofes: saltos de polos, cambios de situación del eje terrestre, desplazamiento de continentes, explosiones volcánicas y cataclismos globales, que hicieron desaparecer archipiélagos enteros, supuestamente incluso continentes. 

Ya hemos comprobado, que el caos que se desencadena de tiempo en tiempo tiene como motivo de fondo la separación del planeta de la armonía universal divina, que se produjo en el curso de los acontecimientos de la Caída. Esto puede sonar sorprendente para el punto de vista convencional respecto a los sucesos de la naturaleza, pero no exige del sentido común más que la suposición de que el orden cósmico que admiramos en las leyes de la naturaleza, es sólo una isla en el caos o incluso ha surgido de éste, o de que el desorden que se desencadena una y otra vez tiene su causa en la actuación conjunta más o menos causal de las leyes de la naturaleza. Estas colaboran – cuando se produce una erupción volcánica o un salto de los polos, pero el hecho de que llegue a producirse una acción combinada de las mismas que lleve al caos, tiene su origen de inestabilidad del planeta que no se encuentra en fórmulas químicas ni en ecuaciones físicas, ni tampoco en las legitimidades físicas de la “gran explosión” ni de los movimientos que resultaron de ella. Todo esto son causas secundarias; la causa primera nos lleva  a la pregunta de por qué se llegó a formar una materia tan llena de catástrofes. La respuesta supera a la física y por eso sólo puede encontrarse a nivel espiritual, en el plano de la religión y la revelación. 

Una respuesta así da el ya repetidas veces citado maestro espiritual Emanuel, el Querubín de la sabiduría divina, uno de los siete ángeles de la ley de Dios, en su manifestación “Los campos de irradiación”: él informa que en el curso de los acontecimientos de la Caída, la materia primaria espiritual fue transformada “mediante cambios en los átomos espirituales”, de forma que se llegó a “sacudidas inimaginables” que llevaron a que “se desprendieran las partes transformadas de los planetas primarios espirituales inicialmente legítimamente creados” y fueran “arrojados al infinito en expansión por medio de la inspiración del Espíritu universal”. A partir de una de estas otrora partes de planetas espirituales, se formó mediante una creciente condensación la Tierra, alrededor de la cual se reunieron los seres de la Caída, igualmente de sustancia material cada vez más condensada, mucho antes de convertirse en habitantes de la Tierra con cuerpo. Ellos continuaron al mismo tiempo las transformaciones de los átomos espirituales y cubrieron “su” planeta con “campos de irradiación de máxima pulsación”. 

Pequeño extracto del libro: “Los campos de irradiación. La formación de los Mundos de la Caída y el futuro de la Humanidad - Una manifestación y una profecía que el mundo no conoce”. Dada a la profetisa y mensajera de Dios a través de la paplabra interna en otoño de 1981 en Würzburg-Alemania: 

«Por su modo de pensar egocéntrico, el espacio se hizo cada vez más definido y estrecho, como separación del infinito. Igual que los habitantes de la Tierra de hoy, la humanidad de aquel entonces no era completamente consiente del poder de los pensamientos. Las fuerzas de los pensamientos y el modo de actuar erróneo, aunque puedan deberse a los campos de irradiación o a las grandes dislocaciones de tierra, causaban y causan una frecuencia vibratoria modificada de la atmósfera, o sea, del espacio creado. Estas frecuencias inferiores tenían gran influencia sobre las corrientes magnéticas de la Tierra de aquel entonces, y la tienen aún. Todo lo contrario a la ley divina en el pensar y actuar de la humanidad, se convierte en una fuerza enorme a través de las corrientes magnéticas de la Tierra, que entre otras cosas también tiene influencia negativa sobre el ecuador y el eje terrestre (...) 

En tanto que el hombre no se oriente hacia lo divino y no cumpla sus leyes, seguirá degenerándose. Por la posterior degeneración de la humanidad y por exceso de los instintos se llegó a posteriores sacudidas de la Tierra por la cual se multiplicaron y se agravaron los sufrimientos de los hombres. Tales acontecimientos eran y siguen siendo la consecuencia de la influencia del hombre, contraria a la ley divina, sobre el medio ambiente y el sistema solar»

 Continúa...

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